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COMENTARIOS SOBRE LOS FESTIVALES DE SITGES Y VALLADOLID

 

SITGES 83. Teatro experimentala

 

        «ANTZERTI» taldearen «Arlekino»-ren aipagarrena egitetik hasten da artikulua eta euskal teatroa egiteko, atzerritarra izan arren euskaraz gutxienez izatea eskatzen du A. Sastrek.

        Aipamen berezia merezi izan dute Nederlands Toneel Gent-en «Hamlet»ek eta japoniarrek «Butoh» modalitatez eskainitako ikuskariek.

        Luis Seoane galiziar taldearen «Edipo Rey» ere gogoangarria izan zen, zenbait muga gorabehera.

        Baina, Sastrerentzat, Festibaleko gauzarik azpimarkagarriena Albert Vidalen «Parque Antropológico» izan zen, «zero graduaren» teoriarako ekarpen gisa.

        Azkenik, eskerrak ematen dizkio Ricard Salvat, Sitges 83-ren zuzendariari, eskaini dituen 23 ikuskariengatik eta «La Cubana» taldeak sortu zuen kale-giro bizia gogoraraziz.

 

TEATRO EXPERIMENTAL EN SITGES 83

 

        Los amigos de «Antzerti» me piden una breve información sobre lo que ha sido -ahora suele decirse «lo que ha dado de sí»- el Festival de Sitges en su celebración de 1983. Aquí va la cosa.

        Varios de los espectáculos han sido muy notables, y entre ellos no me olvido del «Arlequín» que ha presentado el grupo de «Antzerti»: muy digna representación que fue generalmente estimada, y a la que podría reprochársele el no darse en ella ningún hecho diferencial con relación a cualquier otro grupo procedente del área castellana. ¿Quién, si no lo supiera, hubiera dicho que estábamos ante un grupo vasco? Nadie, evidentemente. Valoro mucho los hechos «diferenciales» en el terreno de la cultura, frente a la homogeneización de las culturas dependientes, como para no señalar a nuestros amigos la conveniencia de plantearse como primordial la práctica de, por lo menos, un teatro euskaldún. Obras extranjeras, ¿por qué no? Desde luego. Pero por lo menos trabajadas en euskara. Por seguir citando la presencia vasca en el Festival, no podemos sino deplorar una lamentable representación de la «Salomé» de Oscar Wilde, por «El Lebrel Blanco». Mientras lo veía, me hubiera gustado estar en otra parte.

        Dejo para el foral lo que me ha parecido sobresaliente, y paso ahora a reseñar algunos de los, en mi opinión, mejores espectáculos. Entre ellos considero el «Hamlet» de la compañía flamenca «Nederlands Toneel Gent», sobre texto de Hugo Klaus. Tiene gracia y cierto poder desmitificador. Esta misma compañía ganó el premio del año pasado en este Festival con su excepcional «Lisístrata», en puesta en escena de Stavros Doufexis.

        También fueron de gran interés las dos funciones japonesas: experiencias sobre la modalidad llamada «Butoh»: una forma de expresión teatral que toma prestados elementos de las distintas tradiciones del teatro japonés y que busca intercomunicarse con expresiones occidentales, si bien lo que a veces se produce es una mixtura un tanto frívola, como en «El lago del cisne», espectáculo de «flamenco-butoh», que contiene además una habanera y elementos italianos y franceses. Está bien hacer cocktails y collages arbitrarios; pero también es bueno plantearse mejor estos problemas; y al decir mejor quiero decir más allá de los planteamientos que puede hacerse un turista. (Un ejemplo de este mal planteamiento lo tuvimos cuando uno de nuestros compañeros del jurado, en conversaciones particulares, asociaba el decorado de la «Salomé» navarra a Gaudí). Cualquier cosa se puede asociar cuando no se sabe nada de los elementos en juego y de sus contextos culturales: a esto llamo yo visión turística de las cosas. «El jardín» (Niwa), espectáculo de «danza butoh», por la compañía (mínima compañía: dos danzantes) de Muteki-Sah me pareció mucho más convincente.

        El «Edipo Rey», por la compañía gallega «Luis Seoane», escrita y dirigida por Manuel Lourenzo tuvo para mí un impacto en el hecho mismo de su anacronismo «austríaco» y español. Fue un espectáculo que promovía reflexiones que, en otras representaciones, mostrencas, indiferenciadas, no se producen. De ahí mi aplauso, aunque no, en verdad, entusiasta, para ser absolutamente sincero. La escucha de la hermosa lengua gallega figura entre los datos de mi opinión favorable para este «Edipo».

        Llegamos, en fin, a lo mejor, para mí, de esta edición del Festival: lo verdaderamente experimental que en ella se ha realizado; y ello ha sido al margen de los locales convencionales en que se ha dado la mayor parte de los espectáculos. Puedo expresar la alegría de que hayan sido recogidas en el premio de este año las posiciones por el teatro experimental que uno mantiene aunque la mayoría de las veces estas posiciones sean ignoradas e incluso desdeñadas. Me refiero a que se haya destacado como lo más importante entre lo acaecido en el Sitges de 1983, la experiencia de Albert Vidal con su «Parque Antropológico», en la calle, y también y cómo los espectáculos ofrecidos durante los días del Festival por el grupo «La cubana» de Sitges, la ciudad anfitriona, los cuales se desarrollaron también en la calle... que es donde estamos los que no estamos en ninguna parte.

        Como esto no es sino una nota informativa, os diré tan sólo que lo que hizo Albert Vidal fue exhibirse durante cuarenta horas en una zona acotada, al modo de los parques zoológicos, en la cual hizo todo lo que se hace durante un período de estas dimensiones: vivir, si a tal cosa se le puede llamar vivir desde un punto de vista humano. Nuestro hombre almorzó, fumó —a veces los cigarrillos que le arrojaba el público, a modo de los cacahuetes que se arrojan a los monos en los parques zoológicos—, trabajó en su máquina de escribir, escuchó la radio, vio la televisión: toda una basura de vida según mi opinión y la de muchas otras personas que no tragan fácilmente lo que se nos presenta como un modelo de vida aceptable. La experiencia fue excelente. Nuestro Albert Vidal fue visitado —«No molestar al ejemplar: homo urbanus», rezaban los carteles— por infinidad de personas durante las cuarenta horas de su exhibición. Dado que se trata de un gran mimo, no puedo por menos de elogiar muy efusivamente su aportación a la teoría de un «grado cero de la expresión teatral que vengo preconizando desde hace algún tiempo como punto de partida para una recuperación del teatro que lo rescate de su reducción a una expresión de saltimbanquis que es una pena de tantas como estamos sufriendo en los últimos años.

        La otra gran cosa de Sitges 83 —a cuyo director Ricard Salvat no es posible sino felicitarlo por la permanencia de esta muestra, que este año ha presentado creo que veintitrés espectáculos, muchos de ellos muy notables y dignos, al menos como prueba de lo que está pasando en el teatro—, ha sido la presencia en las calles del grupo «La Cubana»: un derroche de imaginación inteligente (que no de estúpida fantasía). Entre lo que han hecho, que es mucho, no es posible olvidar algo que es, efectivamente, inolvidable: su espectáculo de «Autómatas». Como se sabe, los autómatas son ingenios mecánicos que han tratado siempre de imitar los movimientos y los comportamientos humanos. Pues bien, en este caso, se trata de unos seres realmente vivos, los actores, que imitan los movimientos mecánicos de aquellos autómatas mecánicos que imitan, a su vez, los movimientos humanos. Esto es extraordinario, y viéndolos no es posible no aterrorizarnos con el espectáculo siniestro de nuestros propios automatismos en la vida de todos nuestros días, en la cual a veces cometemos la imprudencia de considerarnos libres, libres, libres, cuando no hacemos sino reproducir, con más o menos matices, movimientos previamente programados.

ALFONSO SASTRE

 

V Nazioarteko Teatro-Mostra Valladoliden

 

        Unibertsitatearen kirol instalazioetan ospatu da hamabi egunez V. mostra hau. Guztira hogeitamarren bat antzezpen eskaini dira eta 15.000 ikusle izan dira, eta 13 estreinu eta 9 herrialde desberdinetako 16 talderen lana dastatu ahal izan da.

        Besteak beste, Marseilleko Théatre Nationalek «La criée» eta «Hiru Mosketariak» eskaini du; Teatar I.T.D.-ek «Hamlet» Stoppard-Boureken bertsioan, Alemaniak Keermalkeren «Anne Teresa»; El-Hakawati palestinarrak «Ali, el Galileo».

        Bestalde, aipamen berezia merezi dute Cardiff Laboratory Theatre, Teatro Potlach eta Piccolo Teatro di Pontederak ere, eta itxaropenezko etorkizuna izan lezakete Teloncillo eta Teatro Abierto espaniar taldeek ere.

        Oro har, Monstrak maila on bat lortu zuen eta Valladolidek bere kultur-agerpen sendoenetako bat galduko luke 1984.ean seigarrena antolatzeko modurik izango ez balu, J. Gonzalezek, beronen sortzaile eta zuzendariak iradokitzen duenez.

 

LA 5ª MUESTRA INTERNACIONAL DE TEATRO DE VALLADOLID

 

        Durante 12 días, Valladolid se ha convertido en un inmenso teatro. La Muestra Internacional de Teatro llegaba a su 5ª edición. Una Muestra que año tras año va profundizando en una dirección concreta: mostrar durante unos días las distintas tendencias, opciones y formas que en la actualidad el teatro tiene para manifestarse y todo ello para recuperar el teatro como goce colectivo.

        Gracias a los cuarenta años de paz que hemos vivido, Valladolid igual que otras ciudades del Estado, no dispone de teatros municipales y estatales. Por otra parte, la empresa privada tenía serios compromisos con «su» teatro. De esta forma, los vallisoletanos podíamos contemplar, una vez más (y eran doce), «Enseñar a un sinvergüenza», o contemplar que la pareja de «Sé infiel y no mires con quién», estaba cada año más graciosa en sus papeles que, (desde hace más de diez) podernos encontrar. Asimismo, mostraban la viveza, la creatividad del teatro llamado comercial.

        Ante todo esto ¿qué hacer?

        Siempre sale la chispa y la decisión de crear el propio espacio de la Muestra. Cedidas por la Universidad de Valladolid, se pudo contar con las instalaciones deportivas de la calle Ruiz Hernández, situadas en pleno centro de la ciudad. Con cierto grado de imaginación, convertimos un frontón en un teatro «a la italiana», con capacidad para 800 personas; una cancha de balonmano en un teatro con escenario central, para 350 personas; otra cancha de baloncesto en un lugar donde se celebraban los encuentros con los grupos participantes, el seminario del Piccolo Teatro di Pontedera, o la sección «Música y poesía en una noche de Teatro» en la que, todos los días a medianoche al final de las representaciones, jóvenes músicos de la Orquesta Ciudad de Valladolid, combinaban con los recitales-representaciones de poesía que ofrecía el Teatro Corsario de Valladolid. Y todo alrededor de una mesa camilla y una copa. La calle Ruiz Hernández quedaba cerrada al tráfico. En la sala de Exposiciones Alonso Berruguete, de esa misma calle, el público podía contemplar unas exposiciones de fotografías de LUCA GAVAGNA sobre el teatro de calle en Europa, y la exposición de carteles de teatro alemán. A pocos metros, un joven pintor leonés CACHAFEIRO, presentaba su primera exposición de pintura, pintura interesada por el tiempo en que vivimos e investigadora del mismo. A pocos metros más, otro escenario, situado en la Plaza de la Universidad, presentaba montajes infantiles con grupos locales. Y por toda la ciudad, grupos de calle provocaban al personal, transformando la realidad cotidiana y humanizando la vida.

        Pero, ¿qué pasaba en lo que antes denominábamos espacio de la Muestra, en esos espacios que llamamos Sala A, B y C? Pues, sencillamente, que a lo largo de más de una treintena de representaciones, con cerca de 15.000 expectadores, pudimos ver 13 estrenos en España, de 16 grupos que venían de 9 países distintos. Grupos de una gran calidad, y en su gran mayoría, por primera vez en nuestro país.

        Theatre National de Marseille «La Criée» (Francia); Teatar I.T.D., (Yugoslavia); Teloncillo, (Valladolid); Susanne Linke, (RFA); Anne Teresa de Keermaeker, (Bélgica); El-Hakawati, (Palestina); Teatro Antroido, (Galicia), presentaban sus trabajos en la Sala A (escena italiana). El teatro Potlach, (Italia); Teatro Abierto, (Valladolid); Cardiff Laboratory Theatre, (Gran Bretaña) y Piccolo Teatro di Pontedera (Italia), con sus espectáculos en la escena central, completaban el programa de actuación de la Muestra. Por no extendernos excesivamente en esta crónica, vamos a centrarnos en grupos representativos de formas distintas de hacer teatro, presentes en la presente edición de la Muestra.

 

 

D'ARTAGNAN Y LOS TRES MOSQUETEROS

 

        El Théâtre National de Marseille «Le Criée», presentaba «Los Tres Mosqueteros» de Dumas y con dirección de Marcel Marechai. «Los Tres Mosqueteros», es ante todo, una historia contada con soltura escénica, con un sorprendente ritmo, con mucho de farsa y de relato épico, con toda la vistosidad para hacer más eficaz el juego, el desarrollo de la ironía y la caricatura. Marechal, como diría en su crítica en el periódico local, Emilio Salcedo, «no han hecho más que seguir el proceso de mitificación de un personaje real, Charles de Batz, ofreciendo ante todo, una lección magistral de profesionalidad». Francois Dunoyer, el D'Artagnan de la historia, realiza un trabajo excepcional, siendo un animador de todo el montaje. El enlace de escenas, los cambios de decorados, todo es un pretexto para la utilización de recursos musicales, incluyendo hasta la sintonía de Eurovisión, hacen de todo el espectáculo un producto rico.

 

PIO BAROJA Y SHAKESPEARE

 

        Dicen que Pío Baroja, en un tiempo en que ejercía la crítica teatral en los años 20, comentaba que a él «Hamlet» le parecía bien hasta representada en camiseta, ya que para D. Pío, el valor de la palabra de Shakespeare estaba por encima de los gestos. El Teatro I.T.D., dirigido por ZLATCO BOUREK, y que venía por primera y única vez a nuestro país, ha realizado un acercamiento al gran mito teatral, lleno de imaginación creadora. Utilizando las marionetas, realizadas por MUNITICK, que se apoya sobre las piernas del actor, nos presenta este bello espectáculo. Un teatro dirigido al mundo más reciente y a la dramaturgia, que busca un nuevo lenguaje teatral. Las piernas del actor son las mismas que las de la marioneta. El actor sentado en una pequeña silla sobre ruedas se mueve y provoca en el espectador la duda de lo que está viendo; no sabiendo donde termina la marioneta en muchos momentos. El Teatar I.T.D., ha presentado, frecuentemente, sus realizaciones fuera de su país y, asimismo, sus puertas siempre han estado abiertas para los teatros y artistas conocidos del mundo entero. Obtuvieron gran éxito con ocasión de su visita al Teatro La Mama de Nueva York, en el Festival Internacional de Teatro de Caracas. Aquí, en Valladolid, con este Shakespeare, en la versión de Stoppard y Bourek de 45 minutos de duración, repitieron el éxito.

 

 

SUSANNE LINKE Y LA DE KEERMAEKER,

AL FONDO PINA BAUSCH

 

        Quizás, para muchos de nosotros, uno de los platos fuertes de la Muestra, eran los dos espectáculos de danza. La presente edición tenía en su programa dos de los más interesantes espectáculos de danza que se realizan hoy en Europa.

        Susanne Linke, es una de las más brillantes representantes del neoexpresionismo alemán. Conectado con el movimiento expresionista de los años 20 y 30, esta corriente actual se inspira, también, en la realidad social, para transponer los problemas del ser humano al escenario, gracias a un simbolismo mítico y teatral. La Linke, se formó en el estudio de Mary Wigman, en Berlín, donde tuvo ocasión de trabajar con Dore Hoyer. Más tarde trabaja en el Folkwang Tanzstudio, bajo la dirección de Pina Bausch. En la actualidad y desde 1975, después de obtener multitud de premios, dirigió el Folkwang Tanzstudio, combinando sus producciones coreográficas para la compañía con las puestas en escena para otras compañías.

        Su espectáculo no es ballet, sino más bien la fórmula de expresión dramática de un cuerpo que, en vez de envolverse en la música, de Fauré, de Walter Haupt, de Schubert o de Tchaickowski, formando parte de toda la línea armónica, recibe la música, a veces, como una carga dramática, otras, se entrega, pero sigue estando presente la fuerza de expresión corporal, como elemento dramático de la puesta en escena, logrando una gran belleza y sencillez. Susanne Linke, hace posibles coreografías de temas que parecerían, en principio, imbailables, exaltando los primores de lo vulgar, el descubrimiento plástico de la soledad en el rincón, que los místicos llamaban «retrete». Sorprendente, también, el espectáculo de Anne Teresa de KEERMAEKER. Sorprendente, por la originalidad y calidad del trabajo de esta jovencísima coreógrafa belga de 23 años, con aspecto punk. Su espectáculo FASE, funciona sobre un procedimiento de desfase de secuencias, de gestos, en el espacio y en el tiempo, encontrando una fluidez bien alejada de tensiones y del arte representativo. La increíble sincronización de las dos bailarinas -Anne Teresa de Keermaeker y Michele Anne de Mey-, deja al espectador asombrado. La tentación del gesto puro, despojado de toda puesta en escena imaginado, para desempeñar mejor el sentido intrínseco. Estos gestos fuerzan al espectador a salir de la realidad, en un sentimiento de despersonalización, en la búsqueda de un movimiento que se realiza de forma matemática y representativa, pero que juega a la repetición para suscitar ese sentimiento.

        Anne Teresa de Keermaeker, ha inventado un idioma de danza nuevo y personal, que se consagra como una de las realidades más importantes de la danza-teatro actual. Algunos ven en ella y en Pina Bausch (a quién Anne Teresa admira) ciertas similitudes, como la valoración del gesto cotidiano, de la repetición de ese gesto. Sin embargo, la bailarina belga limitó su terreno a lo extrínsicamente bailable, a la danza, y por el momento utiliza del teatro muy pocos elementos.

 

 

EL TEATRO COMO ARMA

 

        La presencia del grupo palestino EL-HAKAWATI, despertó un vivo interés. En todos está presente la terrible situación que padece el pueblo palestino, con una tierra invadida por gentes y tropas extranjeras y empañada en una lucha desesperada, sin nada que perder y continuamente desplazados por el ejército israelí. Todos nos hacíamos la pregunta de cómo en Palestina podía existir un teatro. Y vimos un teatro comprometido con su realidad, social y política. Eso sí, un teatro pobre en todos los aspectos. Un teatro naif, sin imaginación, sin recursos, sin experiencia y con utilización de formas occidentales para denunciar la invasión occidental de su cultura. «Alí el Galileo», es una historia trágica, torpemente contada, pero a todos quedó clara la situación de este pueblo que lucha por su identidad, por su propia cultura, en estos momentos de presión fascista del gobierno judío.

 

 

Y LA ESCENA CENTRAL

 

        Una de las formas teatrales que se asentaba definitivamente en la MUESTRA, era la presentada por distintos grupos en el escenario central. El público sentado en las tres tribunas metálicas, situadas alrededor de un espacio 10x10, podía contemplar ocho espectáculos distintos, que después se quedaron en seis, debido a la prohibición del Gobierno polaco a los componentes de Akademia Ruchu. Queremos destacar, especialmente, el excepcional trabajo de los británicos del CARDIFF LABORATORY THEATRE, con «La Boda», y la de los grupos italianos, TEATRO POTLACH y PICCOLO TEATRO DI PONTEDERA, ambos en este trabajo de investigación, intentan recuperar claramente sus bases técnicas y culturales, en organizar una cultura teatral, que no es empresarial o turística. En medio de todo esto, está la búsqueda de la cultura teatral perdida. Magníficos actores, magnífica escenografía y magníficos directores, Pino di Buduo y Roberto Bocci, los dos con poco más de una treintena de años y que desde sus respectivos puntos de trabajo realizan, además de productos de alta calidad teatral, un proceso de dinamización intelectual y cultural del Teatro italiano. Tanto el SOGNI DI MARINDI, de Brecht, como «Un po' per non morire» o «Il Giardino» de Chejov, muestran la seriedad de los planteamientos teatrales y la viveza del joven teatro italiano.

 

 

Y EN EL 84 ¿QUE?

 

        No quiero olvidarme, tampoco, del resto de los grupos participantes, como Teatro Antroido y su «Percival», o de los grupos vallisoletanos TELONCILLO y el naciente y prometedor TEATRO ABIERTO. Todos ellos nos dieron muestra de que el teatro en nuestro país empieza, otra vez, a encontrarse en un interesante momento, después de muchos años de «delicada situación transicional», que para muchos ha sido de desaparición. Teloncillo, presentó el estreno de «La Gonditud», basado en la obra «El Gancho», de BROSSA. Con este pequeño texto y utilizando elementos escénicos como fluorescentes, videos, plásticos, etc., en una línea que algunos llamarían «vanguardista». Teloncillo muestra claramente su evolución, su estudio e investigación, con unas ganas sorprendentes de ir mucho más allá de una simple acción teatral. La puerta está abierta. EL TEATRO ABIERTO, está formado por antiguos alumnos de la Escuela deTeatro, dirigidos por Ernesto Calvo, hombre fundamental en el Teatro vallisoletano, su magnifica versión del «Retablillo de Don Cristóbal», es de una delicadeza e ingenuidad poética excepcionales, en la que la danza, la máscara y su sencillez y bella escenografía, muestran un trabajo serio y prometedor. Paralelamente a estas representaciones, se desarrollaban los Seminarios y Talleres, con el Piccolo Teatro di Pontedera o con el Teatro Potlach, o con Fausto Pluchinotta y «Sus raíces del teatro». También, la jornada sobre «Literatura y Teatro», en las que participaron Alfonso Sastre, Fermín Cabal, Fernando Herrero, José Monleón, Juan Serraller, Ricard Salvat, José Carlos Plaza, Juan Antonio Quintana, Julio García Verdugo (y su Avispa madrileña) y Emilio Salcedo que coordinó y moderó estas jornadas. También, estaba presente el homenaje a Francisco Alvaro, creador de «El Espectador y la crítica», que ahora llegaba a su 25.ª edición.

        Pero en la mente de todos estaba una idea fija, ¿qué pasaría con la Muestra en 1984? Ahora, después de varios años, había conseguido una calidad y una línea clara e importante, a pesar de multitud de problemas. Una Muestra que el año pasado se situaba como la manifestación cultural más importante de la ciudad, y todo con una mínima organización. ¿Qué pasaría en 1984? Ojalá ORWELL no tenga razón, a pesar de las últimas noticias que corren por la ciudad.

        Juan González-Posada Martínez, Creador Y Director de la Muestra Internacional de Teatro de Valladolid hasta la presente edición y recientemente nombrado Director General de Promoción Cultural del Gobierno de Castilla Y León.

 

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